Formaba parte de la antigua fortaleza de Vilaxoán y fue testigo directo de la furia irmandiña que no pudo destruir este castillo convirtiéndose después en símbolo de la resistencia de la nobleza gallega en contra de los intereses y pretensiones centralizadoras de lo Reyes Católicos. Entre sus muros resistieron Doña Constanza de Castro, hija del decapitado Mariscal Pardo de Cela y su marido Fernán Ares, quienes se enfrentaron a los ataques del gobernador Diego López de Haro, enviado del rey para intentar poner orden en tierras gallegas.
La pena es que, actualmente presenta un estado deplorable, aunque merece la pena su visita.
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